Casi cuatro décadas avalan a 'Alevines', la escuela infantil del barrio de pescadores de Santa Lucía
Muy posiblemente, la escuela infantil ubicada en el edificio de la Casa del Pescador, en la plaza de La Isla de Santa Lucía, es la más antigua de las dirigidas de forma autónoma, además de ser uno de los escasos centros privados de Cartagena autorizados por la consejería de Educación. Al frente, desde su inicio, está Melche García Campos, quien explica cuál fue su origen, el estreno (4 de octubre de 1984) y que ofrece a los pequeños de Cartagena.
“Se trató de un proyecto dirigido a los niños que partió de la Cofradía de Pescadores, que entonces era un colectivo muy grande, pues abarcaba a un 80% de la población. El lugar elegido para su ubicación fue un espacio en la antigua lonja, que ese año había sido rehabilitado”, explica quien nació en La Azohía, pero que a los tres años ya estaba en Santa Lucía con su familia echando raíces en esta tierra y en estas aguas, pues su padre (Juan Chico) y dos hermanos (Severo y Juan) forman parte de las gentes de la pesca.
“La cofradía ofreció a María Ángeles Vela y a mí que llevásemos las escuela y aceptamos pese a nuestra juventud, pues entonces ella tenía 19 años de edad y yo, 20. Sin embargo, empezamos muy arropadas por todo el colectivo y por todo el barrio. Sentir este superapoyo fue, quizás, clave para que fuésemos tan valientes”, destaca Melche, para quien la escuela infantil Alevines es “un proyecto de vida más que de trabajo. Así me lo he planteado siempre”.
Las instalaciones se extienden por 102 metros cuadrados interiores (en el que se ubican tres aulas interconectadas) y cerca de quinientos de patio. Por supuesto, se cumplen todas las medidas de seguridad sanitaria para espantar al bicho del coronavirus, dentro de una pandemia mundial que ha sido la causante que, en sus casi cuatro décadas de historia, que la escuela estuvo, al margen del tradicional mes de descanso (noviembre), inactiva un tiempo. Fueron tres meses, pero Alevines fue la primera escuela infantil en regresar a la actividad, lo que hizo en junio de 2020. Por cierto, Alevines coincide con ‘Río Safari’, de Elche, en que abrieron el mismo año y de ahí que cada año se organicen excursiones, salvo cuando el COVID-19 lo impide. “Estamos deseando que se recupere la normalidad plena, pues la mona María, una chimpacé que conocimos cuando sólo tenía un mes de vida, nos echa de menos”.
En la entrada del centro figuran los datos básicos de la escuela infantil:
📌. Centro autorizado 30017985
Miembro de la asociación mundial
Educadores infantiles nº 148757
📌. Método Montessori
Abierto once meses al año
Horario: desde las 7.45 horas
📌. Niños a partir de 9 meses
“Aquí se innova continuamente, pues es una escuela viva con pedagogías activas y una atención personalizada porque cada niño es diferente y tiene su ritmo. Por eso, damos preferencia a dedicar tiempo a cada uno en lugar de estar buscando masificación apurando los límites que fija la consejería”, expresa Melche García, apuntando que esa metodología activa fija un máximo de 24 niños, según marca el método ‘Montessori’, que no es el único que se aplica, pues, entre otros, también está el denominado ‘Pickler’ para favorecer el libre movimiento del niño. “Hay que dejarlos que se desarrollen a su ritmo, sin imposiciones. Por eso, nosotros los acompañamos y aquí no somos ‘la seño’. Tampoco Alevines es un lugar para ‘aparcar’ a los niños, pues quienes nos traen a sus hijos están convencidos de que es un lugar positivo para su desarrollo y un buen lugar donde se sociabilizan y potencian su autonomía personal”, remarca la directora del centro.
La relación, en muchos casos, ha saltado de lo meramente profesional al modo familiar y la sensación de algunos padres es que dejan a sus pequeños con ‘la tita Melche’, quien se lo ha ganado por su forma de ser y de actuar. “Ofrecemos calidad, pero, además, mucho cariño porque los mil primeros días son los más importantes en la vida de un niño y es bueno que los cumplan contentos, alegres, educados… y felices”, asevera quien reconoce que las generaciones empiezan a sucederse, pues ya reciben a hijos de los que fueron alumnos tiempo atrás.
Alevines es la escuela infantil “del barrio de pescadores”, remarca Melche García Campos para concluir, pero, sin duda, es ya parte en la historia de la villa y condado de Santa Lucía y de sus gentes.
* Más información sobre su actividad pinchando en el bánner de publicidad que figura en la columna de este periódico
