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Una (nueva) conquista que conquista

Fue otra forma de relatar la toma de Qart-Hadast por parte de Escipión y sus ‘águilas’. Más teatralizada,, con un ritmo estupendo en una sucesión de escenas cortas que cautivó a los espectadores. En apenas media hora ya había entregado Magón Giscón su falcata al romano (Adil Mata no pudo evitar al final emocionarse) y después se fueron ofreciendo los siguientes capítulos de la liberación de rehenes y de la implantación de la ley y costumbres romanas en lo que iba a ser Carthago-Nova. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)



El que quiera comparar se equivoca. ¿Qué es mejor una buena obra de teatro o una buena película? Son cosas diferentes y esto se puede extrapolar a la batalla por la toma de Qart-Hadast, uno de los actos estrella de las Fiestas de Carthagineses y Romanos. Por vez primera en tres décadas de historia festera tenía lugar en el escenario de un auditorio en lugar de a campo abierto. El resultado fue estupendo por la agilidad de la narrativa oral y visual. ¿Cuál es mejor? Ambos, pues la presencia de miles de festeros combatiendo en la Cuesta del Batel también es una contemplación estupenda para el espectador. Sólo un factor puede desnivelar la balanza. En la gran batalla es donde más disfruta el festero, pero que ello no quite calidad a lo que observamos anoche en una puesta en escena dirigida por Alfonso Martínez con el fondo magnífico fondo escenográfico que están controlando Erku y José Vicente.   



En media hora todo estaba contado y con un ritmo genial, factor clave para toda narración para no perder la atención del espectador, sea de la temática que sea. Escenas cortas y diálogos concretos en una ágil sucesión de personajes, legionarios y guerreros pasando por la escena. El gran protagonista fue Adil Mata en el personaje de Publio Cornelio Escipión, con Cayo Lelio, su lugarteniente, y Magón Giscón, en segundo plano. A continuación, una nutrida representación de tropas y legiones con apariciones breves en el escenario enriqueciendo lo que se mostraba en la pantalla. Recordemos que estas imágenes fueron grabadas en jornadas previas en varios escenarios. Arqueros de Magistrados e Himilcón, las hondas baleares, la ‘tortuga’ extraordinarii, el muro de escudos hoplita… Fue una auténtica ‘pasarela de batalla’. Cada uno ponía un detalle en pos de la riqueza visual. Después, en el asalto final, el fondo de pantalla se enrojeció (emulando a la sangre) y los combates se centraron en el escenario. Otro detalle es la implicación con sus aplausos y gritos del público de un bando y otro bando con la obra, siendo unánime el aplauso final. Por cierto, la batalla causó la mejor entrada de las fiestas. Ah, que no se olvide, también lucieron los ologramas de un elefante y un águila que acompañaban las breves oratorias individuales de los dos líderes de ambos contendientes.



Vamos a la sipnosis. Unas letras en pantalla, como en la saga ‘La guerra de las galaxias’, servían para comenzar la introducción, que después, en vivo, ampliaba el historiador Polibio. Tras siete jornadas de marcha desde Tarraco, las huestes de Escipión han llegado ante los muros del corazón púnico en Iberia. “Ha llegado el día y pronto estaremos paseando por sus calles”, dice Escipión a sus ansiosos generales. “¡Danos la orden ya!”, le responden, pero hay que esperar, pues hay un plan que ha contado con una información de oro por parte de un pescador, quien ha desvelado la fragilidad que ofrece uno de los muros cuando baja la marea. Por ello, hubo un ataque cebo terrestre por un lado de muralla mientras que las fuerzas navales, con lo que el grupo que entraba por esa zona pasaría casi inadvertido.

Antes hay parlamento con Magón Giscón, gobernador de la plaza. No hay rendición. “Que callen los hombres y hablen las armas”, dice el carthaginés. “Magón, has elegido la muerte!”, responde el romano, quien al volver con los suyos grita: “¡Por Roma!”, mientras que el púnico comenta a sus fieles que el yugo del águila ha llegado a las puertas de Qart-Hadasst, “pero no acabará con la magia de esta ciudad. ¡Muerte a Roma!”.



Es el tramo de las respectivas arengas de motivación de legionarios y guerreros, que sirve como antesala a los combates combinados con la presencialidad y la pantalla bajo los sonidos de música épica y jaleos y aplausos de los cientos de testigos desde la grada. Llegar el tercer y decisivo ataque. “¡Atacad!”, grita Escipión. Participan hoplitas en la defensa de la ciudad frente a legionarios Extraordinarii y de Cayo Lelio, representando el doble ataque por tierra y mar. 

En 25 minutos de obra había caído Qart-Hadast. Escipión, arrodillado, dedica la victoria a su padre (fallecido a manos del enemigo en una batalla anterior) y a Roma.

Magón Giscón le entrega la falcata de mando a la vez que le pide que haga la ciudad más grande del Mediterráneo y le piden un salvoconducto para los guerreros que quedan vivos. Aquí hubo otra licencia a alterar la historia, pues era normas de unos y otros en aquella época pasar por cuchillo a los derrotados o convertirlos en esclavos.

Escipión, puño en alto, se dirige a los suyos: “¡Sois Roma!”. Añade que hoy nacerá una gran ciudad: Carthago-Nova. En ese momento un águila debía posarse en el brazo de su adiestradora, quien salió al escenario, pero el ave, quizás, se asustó y prefirió no meterse en ese sonoro y agitado final entre música, palabras, gente en pie aplaudiendo, fuegos arficiales…  

Polibio volvió a hacer acto de presencia para cerrar su relato. “Es la expresión del orgullo de un pueblo, llámese Mastia, Qart-Hadast, Carthago-Nova, Qartayannat al-Halfa y Cartagena. Es el crisol donde se forjó nuestro carácter”. Mientras, el cielo se llenaba de explosiones.

Instantes después aparecían los protagonistas en escena arropados por romanos y carthagineses unidos, quienes cruzaban aplausos con el público. Adil Mata no pudo evitarlo y su rostro y ojos fueron mostrando la gran emoción de la que estaba invadido en esos momentos. Estaba más que justificado. Fue Escipión en 2019 en la Cuesta del Batel y lo ha sido ahora en el Parque Torres, donde, posiblemente, una interpretación potenciada de protagonista mezclada con la calidez que aportar un púbico cercano seguro que no dejan inmune a nadie.


Qart-Hadast ya estaba conquistada, pero quedaba más. Lo primero era conocer que el saqueo dejó mejor botín del esperado. Después tocaba la liberación de los rehenes que se encontraban presos en el sótano de un palacio público. Entre esos nobles de las tribus íberos estaba la hermoso princesa Iria que le han reservado al líder romano. “Vaya, resulta que cambio de dueño”, le dice, pero Escipión le dice que queda libre y entonces llega corriendo su amado príncipe Alucio para fundirse en un abrazo. “Ahí tienes a tu amada”.



¿Quién fue el primer legionario que cruzó las murallas? La respuesta a la pregunta es importante, pues ese soldado recibe de premio la ‘corona mural’. Dos afirman ser ellos. Por un lado, el marino Sexto Digicio. Por otro, el legionario Quinto Trebelio. La solución fue que, por única vez en la historia, aquí se entregaron dos coronas por parte de Roma.



La transformación de Qaret-Hadast en Carthago-Nova aún tiene que seguir su protocolo. Por ello, Escipión llama al magistrado propetor, que proclama que entra en vigor la Ley de Roma, incluyendo la lengua, los usos y costumbres de este pueblo, además de que se construirá una nueva ciudad y que se reordenará la explotación de plloma y plata de las minas. “La victoria ya es completa… ¡Sea Cartagena romana!”. Las banderas son izadas y comenzaría un período de más de cinco siglos de presencia romana en esta tierra.


La obra fue emitida en directo por Tele Cartagena y por la página web de Carthagineses y Romanos

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