Carlos Medrano inaugura esta tarde una exposición pictórica en la Facultad de Ciencias de la Empresa

Escrito por Joaquín Alcaraz Quiñonero. 20 de enero de 2022, JUEVES.

El pintor cartagenero ofrecerá hasta el 10 de febrero una muestra de corte expresionista que va a resultar para el espectador particularmente interesante, pues no es frecuente ver en Cartagena trabajos de este corte. Se ofrecen tres docenas de cuadros de un artista comprometido y muy original en su manera de entender la pintura. La puesta de largo de 'r-ex(s)-sistencia' será a las 18 horas en el edificio de la UPCT en la calle Real y el horario de visitas para las siguientes jornadas se ha fijado de 9 a 21 horas de lunes a viernes.



Carlos es cartagenero, es pintor y es artista. Pintor porque pinta y artista porque lo hace con la cabeza, con el corazón y con las tripas.
De formación autodidacta, pronto huyó de tecnicismos y de la enseñanza reglada. Su escuela ha sido la calle y las gentes y los muchos museos de España y Europa que ha visitado y escrutado con mirada crítica. No ha pasado de puntillas por el Prado o el Louvre, dado que no puede dejar de admirar a los grandes maestros clásicos, pero buscó sus referencias en espacios más acordes con su forma de entender el arte, como el museo de arte abstracto de Cuenca, en el Reina Sofía, en el Guggenheim de Bilbao, o en el Pompidou de París.

Pronto descubrió que no se sentía identificado con el realismo, y buscó sus referencias en los ismos más expresivos de las vanguardias del siglo XX. Desde la abstracción de Kandinsky, al expresionismo alemán de Kirchner, al fauvismo de Matisse, Vlamink y Derain,  al expresionismo abstracto de los americanos Jackson Pollock y Willem De Kooning, a la poética de Marc Chagal, al art brut de Dubbufet, al grupo Cobra encabezado por Karell Appel, y muy particularmente al  existencialismo de

Francis Bacon, cuya influencia se puede apreciar en algunos de los cuadros en los que el grito y el dolor están presentes.

Pudiese parecer que este amasijo de tendencias diera como resultado una serie de obras desprovistas de personalidad, pero no es el caso como se puede apreciar en la exposición, en la que queda patente la mano de un único pintor. Cierto es que algunas obras se apartan de la tónica general, pero piénsese que la obra expuesta se extiende a lo largo de cuatro lustros, y que la pintura de Carlos, como su concepción del mundo, de igual modo que podemos apreciar en la obra de otros artistas, ha evolucionado en este tiempo.

Carlos, no copia ni imita a sus referentes, asimila y graba en su mente la esencia que le trasmiten y se pone al tajo dejando en cada obra, como se ha señalado, cabeza, corazón y vísceras. En muchos de los cuadros es fácil apreciar la lucha del pintor contra el lienzo, contra los pinceles y contra los colores. Son cuadros vivos que pueden no estar acordes con la sensibilidad del espectador, que pueden agradar o no, pero que difícilmente lo dejan indiferente.

En una visión rápida de su obra, puede dar la sensación de que estamos ante un pintor abstracto. Nada más lejos de la realidad. En la mayoría de sus cuadros palpitan corazones humanos, o está presente la naturaleza como en sus magníficos bosques. El hombre y la mujer están omnipresentes en su obra y además tratadas de modo muy personal y, por tanto, poco convencional, lo que dota de mayor personalidad a su obra.

En definitiva, estamos ante un pintor maduro y comprometido en lo personal y en lo artístico que, según confiesa, necesita pintar para resistir y para existir, para sentirse vivo. Y esta necesidad vital queda perfectamente reflejada en la obra que hoy nos presenta.

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