Francia impulsa el transporte sostenible y se planta frente a los vuelos low-cost
El Gobierno francés, liderado por el ministro de Transportes, Clément Beaune, ha propuesto una iniciativa revolucionaria que busca establecer un precio mínimo para los billetes de avión con el objetivo de eliminar la oferta de vuelos low-cost.
La medida, impulsada por la preocupación medioambiental y la búsqueda de una transición ecológica, ha reavivado el debate sobre el impacto del transporte aéreo en el cambio climático.
Beaune argumenta que en la actualidad los precios sumamente bajos no reflejan el verdadero coste medioambiental que suponen para el planeta.
Una medida que no comparten desde el sector, en un año en el que finalmente se concretó la recuperación de la industria.
Es un escenario que podría impactar a turistas de América Latina, por ejemplo, cuyos visitantes comúnmente usan vuelos de bajo coste para exprimir al máximo su visita al viejo continente.
En este sentido, hay que recordar que Europa también se prepara para el lanzamiento de una nueva autorización de viaje ETIAS, de la cual puede consultar más detalles en esta página.
Revolución verde sobre rieles
La propuesta de Beaune emerge como una respuesta a la crisis climática por parte de Francia y busca ser aplicada en toda la Unión Europea, incitando a otras naciones a reevaluar sus políticas de transporte y emisiones de carbono.
Así, el Gobierno galo se prepara para liderar una revolución verde, rescatando y fortaleciendo el transporte ferroviario, una alternativa más ecológica frente al tráfico aéreo.
El ministro francés anunció que planean una inversión de 110 millones de euros para infraestructuras ferroviarias, derivada de un aumento en las tasas aéreas.
Además, se espera que en diciembre retome operaciones el tren nocturno entre París y Berlín, con tarifas accesibles empezando desde 29 euros, brindando a los viajeros una opción amigable con el medio ambiente y económicamente viable.
Este compromiso con el ferrocarril se refleja también en la legislación que prohíbe los vuelos de corta distancia donde exista una alternativa en tren de menos de 2,5 horas, replicando un sistema exitoso implantado previamente en Alemania.
Impuestos y regulación aéreas
No solo los billetes de avión se encuentran en la mira de esta reforma, sino también la fiscalidad en el sector aéreo.
Se estudia un incremento en los impuestos aplicados a los aviones privados, un segmento que frecuentemente surca los cielos franceses rumbo al Mediterráneo.
Asimismo, en el seno de la UE, se está debatiendo una propuesta para elevar el impuesto de aviación, todo en un esfuerzo concertado para alcanzar metas significativas en la reducción de las emisiones de carbono.
Una tarifa mínima para fomentar la sostenibilidad
La perspectiva de Clément Beaune es clara: los billetes de avión a precios irrisorios ya no son viables en la actual era de transición ecológica.
Esta tarifa mínima propuesta viene a reflejar un precio más justo que tenga en cuenta el impacto real sobre el planeta. Según el ministro francés, busca impulsar una revisión profunda de la política de precios de los vuelos en Europa.
Aunque la UE es conocida por su proceso lento en la implementación de nuevas normativas, ha mostrado interés en sistemas que favorecen el medio ambiente, respaldando a Francia en iniciativas anteriores.
Mientras algunos ven esta medida como una respuesta necesaria ante una crisis climática que urge ser atendida, existen críticas relacionadas con la posible disminución de la competitividad en el sector aéreo.
No obstante, este movimiento podría ser un ensayo para futuras restricciones en otros países de la UE, donde el transporte ferroviario ha ganado un notable impulso recientemente.
La respuesta del sector aéreo
La propuesta ha generado diversas reacciones en la industria.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ha manifestado su rechazo, argumentando que si bien la medida podría eliminar el 24% de los vuelos, solo conseguiría reducir las emisiones en un 3,8%.
Adicionalmente, se señala el potencial impacto negativo sobre la economía y la conectividad.
En este sentido, un estudio para Iberia de la consultora PwC refleja que por cada millón de viajeros que toman estos vuelos, se generan 102 millones de euros de PIB y 1.802 empleos.
La aerolínea de bandera española añadió que una acción de este tipo podría desincentivar inversiones significativas en tecnologías más limpias como los aviones eléctricos.
Además, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), coincide en que esta medida apenas tendría efectos en la reducción de emisiones, pues sólo permitiría recortar un 2%.
Iniciativas similares
En nuestro país, el Plan España 2050 presentado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en mayo de 2021 también apunta a la futura supresión de estos vuelos en España.
Más allá de Francia y España, otros países europeos están tomando medidas para mitigar el impacto medioambiental del transporte aéreo.
El gobierno de los Países Bajos, por ejemplo, ha enfocado sus esfuerzos en reducir la contaminación acústica, limitando el número de vuelos en el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam y promoviendo el uso de aviones más silenciosos.
La estrategia, que incluye una reducción significativa de los vuelos nocturnos, busca disminuir las molestias para los residentes locales y se enmarca dentro de un plan más amplio que aspira a reducir el ruido en un 15%.
Estas iniciativas subrayan la creciente tendencia de los gobiernos europeos a buscar formas más sostenibles y responsables de gestionar el transporte y la movilidad.
