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La lluvia forja a los nuevos procesionistas

La irrupción del agua caída del cielo ha obligado a suspender la procesión california del Domingo de Ramos, pero también ha generado una jornada para recordar, pues niños y jóvenes de tercios y los portapasos han mantenido el orden estoicamente (entre aplausos de ánimo y de reconocimiento de los espectadores) hasta llegar al interior de Santa María, donde un magnífico trabajo del equipo de iglesia ha permitido que todo el cortejo se haya recogido en apenas media hora.



La lluvia, tan esperada este año, ha aparecido cuando menos debía, pues ha venido a caer el día en que la cantera california sale a la calle. Hay debate respecto a si era previsible o no. Un servidor, al respecto, escuchó a mitad de semana que la borrasca con lluvia llegaría Lunes y Martes Santo. El viernes las previsiones apuntaban a Martes y Miércoles Santo y en la tarde-noche de ayer volvieron a cambiar las previsiones. Incluso, en la mañana del domingo, escuché de voces autorizadas que podría caer un chispeo o tormenta seca. Pues bien, no ha sido una DANA, pero sí ha llovido buen y durante más de dos horas. Tras la suspensión de la procesión, algunos me indicaban que la fiabilidad depende de la aplicación o medio que informe. Puede ser, pero reconozco que yo, desde hace tiempo, no me fío de ninguno, pues han sido muchos los eventos a los que he acudido donde la previsión pasaba de largo.

El caso es que entiendo que la procesión saliese. Es el desfile cartagenero menos castigado por la lluvia (lo explicamos en otro artículo del periódico), pero algún día tenía que acabar esa racha y ha venido a ser cuando la primavera acaba de entrar. Una pena, de verdad, pero también una experiencia para la formación de los jóvenes cofrades, quienes han demostrado su ADN pasionario manteniendo su rol y las indicaciones de sus responsables hasta en los momentos que caía más agua. Hay (mucha) madera procesionista en los visto esta tarde-noche.



La procesión se puso en marcha con normalidad a las cinco de la tarde desde Santa María. Era el desfile de palmas y ramas, que en este caso se ampliaba con plásticos, los que protegían imágenes y los bordados estandartes. Pese al tiempo desapacible, bastante público arropaba el cortejo, eso sí, sin alquilar sillas por si se ponía a llover.

Las primeras gotas han aparecido a las siete y cuarto de la tarde, que enseguida se han transformado en lluvia, lo que ha generado el despliegue de infinidad de paraguas y huidas en busca de refugio para los que no lo llevaban. Las familias han sacado del desfile a algunos nazarenos de corta edad, pero en las filas de penitentes y en los grupos de portapasos se seguía dando el paso hasta en los momentos en que caía más agua, incluidos algunos grupos de banderines con pequeñines de muy corta edad. Los numerosos aplausos que han recibido todos eran más que merecido y hasta emocionaban.

Sobre las siete y media han sonado los dos cohetes. Es la orden de recoger buscando todos los protagonistas de la procesión el camino más corto hasta la iglesia. Los que estaban en la calle Jara han continuado por la calle de Aire hasta el templo y el resto ha atajado por la calle San Miguel, confluyendo dos filas ante la rampa de Santa María.



En media hora estaba la procesión recogida gracias al espectacular trabajo del equipo de iglesia y a que penitentes y portapasos no se han dejado llevar por ‘el pánico’ y ha obedecido de forma ejemplar las órdenes que iban recibiendo. Así, hemos podido contemplar como entraban sin pausa tronos y tercios dentro de la tensa situación y todo se iba efectuando de forma precisa y diligente, desde quien echaba serrín en la rampa para evitar resbalones, hasta los que participaban en la entrada de tronos a rueda atándolos a una carretilla, los que iban recogiendo palmas, ramas y estandarte, los que quitaban plásticos y secaban tallas, los que recogían los enseres de la procesión…

La triste circunstancia de la suspensión de la procesión también ha servido para comprobar la capacidad de estos equipos de iglesia ante imprevistos.


El hermano mayor, Pedro Ayala, ha estado en la rampa recibiendo a los procesionistas y participando en la organización. Ha estado acompañado por su homónimo del Cristo del Socorro, Javier Pavía. También ha acudido a la iglesia en muestra de apoyo la alcaldesa, Noelia Arroyo, quien había estado presenciado el desfile como madre de una penitente de la Flagelación.


También ha sido (muy) especial el recibimiento con aplausos de los cofrades adultos a los que iban entrando, al igual que los vivas de los portapasos hacia sus santos pese al esfuerzo extra que habían tenido que llevar a cabo forzando para llegar cuanto antes a la recogida.

Esas expresiones se combinaban también con rostros en los que, pese a estar mojados, se percibían lágrimas de lamentación por la suspensión de una procesión cargada de ilusiones para las nuevas hornadas cofrades. Desde aquí, también nuestro particular aplauso para ‘los héroes de Domingo de Ramos’.



VÍDEOS
Transmisión de Tele-Cartagena



Transmisión de ‘La Semana Santa de Cartagena TV’


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