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El amor de siempre con renovado prisma

Julio Guillamón y Esther Escolar se estrenaron en el clásico carthaginés de las 'Bodas de Aníbal e Himilce' plasmando en la escena la química que existe entre ellos dentro de una obra que estrenó la dirección de Adrián Quiñones y una escenografía y desarrollo que gustaron al público que abarrotó las localidades, siendo una muy grata sorpresa una danza acuática.



Los cartagineses, una vez instalados en Qart-Hadast, llevaron una política de alianza con los pueblos íberos, siendo un ejemplo el pacto entre el estratega púnico Aníbal y el rey Mucro de Cástulo (Jaén), que incluía el matrimonio del general con la princesa Himilce. Hasta aquí, muy resumido, lo que narra la historia, es decir, eso de 'basado en un hecho real'. Y a partir de ahí, un relato romántico. Primero son las perspectivas de púnicos e íberos sobre la posible alianza y después se monta el lío cuando Mucro lanza la frase: "Te ofrezco la luz de Cástulo", en referencia a su hija, quien se muestra reacia, pero el amor emergerá sobre el pacto político en los dos jóvenes, que al final contraen un jubiloso matrimonio en Qart-Hadast.

Los detalles del guión los conocen todos los festeros y los fieles a las Fiestas de Carthagineses y Romanos, además de los que hayan leídos nuestras crónicas de los lustros anteriores. Sin embargo, en esta ocasión, había novedades paralelas que merecen que sean el epicentro de este artículo.



El principal era la persona que lleva la batuta para dirigir a 28 actores y 300 figurantes. Se trata de un joven cartagenero de progresión artística en Madrid, Adrián Quiñones, quien ha dado frescura al desarrollo de la historia entre enamorados. Así, el gran escenario lo extiende en varios sentidos. Por un lado, en horizontal, colocando a la derecha del espectador a los hermanos Barca en su campamento o ciudad; a la izquierda el pueblo de Cástulo y en el centro la gran boda en Qart-Hadast. Y también lo extiende en vertical, poniendo varias alturas en la zona de los Barca. A ello hay que sumar el movimiento de tropas por los pasillos del público, que cautivó a muchos por los vestuarios, las antorchas y la música épica. Por cierto, más de dos mil espectadores. Las bodas no cansan.

También sorprendió que los fuegos artificiales no llegaron al final, sino tras anunciarse que habrá boda y mientras se iba preparando la ciudad para acoger el gran evento. No nos desagrado, todo lo contrario, aunque sí es cierto que al final los actores abandonaron el escenario con rapidez como cuando los fuegos estallaban al final. Quizás, el cambio aludido debe llevar más espera mientras el público ovaciona tras 'la bajada del telón'.



Otra novedad fue la danza en una gran copa de agua del dúo 'Crus Crus'. Tan maravillosa que cautivó a todos los presentes. También tenemos que referirnos a Amílcar Barca 'El Rayo', el papá de 'la camada del león', cuya aparición está vez tras el sonoro rayo es por encima de la cabeza del dios Baal, bajo un fuerte aroma a pólvora.  

Ahora vamos a la interpretación. Por un lado estaban los hermanos de Aníbal (Carlos Antón como Magón Barca y Jaime Robles como Asdrúbal Barca), y por otro los veteranos Sumo Sacerdote (Antonio Cano), sacerdotisa (Maite Ramos), aya de la princesa (Ana Campos) y Rey Mucro (Pedro Bastida) denotan sus tablas en esta representación, mientras que para Julio Guillamón y Esther Escolar era el estreno en la obra, con especial énfasis en ella, que era la primera vez en su vida que actuaba y encima lo hacía como protagonista. Ambos dijeron antes de las fiestas que se notará la química que tienen en la representación de Aníbal e Himilce. Lo hicieron tanto cuando hablaban como cuando se besaban. Diez segundo mantuvieron el ósculo en el oficio matrimonial, para después añadir un breve segundo beso como extra. "Alma con alma, sangre con sangre, vida con vida".





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