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'El día que nací yo'

Es el título de la última novela de la escritora cartagenera Ana María Alcaraz Roca que, centrada en la figura del educador Enrique Piñana Segado, se ha presentado en la Fundación Mediterráneo en un acto en el que estuvo acompañada por Belén Piñana, doctora en Filología Hispánica, y José Sánchez Conesa, integrante del equipo de cronistas oficiales de Cartagena, enriqueciendo el baile la presentación.



SIPNOSIS
Entre los horrores que nos dejó la Guerra Civil de 1936 se encuentra, además de los millares de personas que perdieron la vida por su culpa, la imagen tristísima de quienes quedaron con el alma devastada y que tardaron años en recuperar (o no recuperaron) su buen nombre, su dignidad pública. Por ejemplo, los maestros, objetivo prioritario de la saña de los vencedores. En este libro se recupera la historia de uno de esos educadores: Enrique Piñana, un hombre íntegro y cabal, profundamente cristiano, arrollado por aquel tsunami de calumnias y rencor, que intentó derribarlo y aniquilar su espíritu, sin que jamás se resignara a aceptarlo. Una novela conmovedora, que nos muestra hasta dónde puede llegarse con la verdad, la rectitud y la dignidad como banderas.



Ana María Alcaraz Roca desarrolla un brillante trabajo de reconstrucción biográfica, transmutando al territorio de la novela los avatares del maestro Enrique Piñana Segado (1909-1979). El descubrimiento casual, por parte de la nieta del maestro, de una carpeta olvidada en un cajón repleta de notificaciones y apelaciones pertenecientes al expediente de depuración que el docente sufrió durante los años de la posguerra, ha permitido construir esta historia, cuyos sucesos reales, aunque pasados por el tamiz de la inventiva, debieron de producirse de una manera muy aproximada a como lo cuenta (por la minuciosidad e insistencia con la que los documentos jurídicos exponen y vuelven una y otra vez sobre los hechos, y también por las declaraciones de los diversos testigos, que no siempre declararon la verdad).


La dolorosa injusticia que supone el atropello impune de una persona inocente, un profesional de la enseñanza que llega a ser apartado de su vocacional oficio, junto a la intensidad emotiva que la prosa de Ana María Alcaraz, contundente y efectiva, aporta al conjunto, todo ello converge y coadyuva a convertir las páginas de este libro en una auténtica delicia que el lector sensible a historias intensas y bien construidas sabrá apreciar en su justa medida.

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