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Inesperados aplausos brotan en la madrugada en el regreso de las procesiones

El Vía Crucis del Cristo del Socorro, el primer desfile pasionario que tiene Cartagena desde el Viernes Santo de 2019, es un cortejo de recogimiento y silencio, pero esta vez, en la plaza de San Ginés, buena parte de la multitud asistente se arrancó en ovaciones al paso de los dos tronos. El ‘camino de la cruz’ volvió a pedir por la paz en el mundo, en este caso poniendo especial énfasis en la situación que sufre Ucrania, cuyo sacerdote ortodoxo participó en la comitiva. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)



Cuando el ‘camino de la cruz’ es el principio. La cuenta atrás ha terminado y con ella el desazón de unas procesiones que han tenido que ser suspendidas en dos años. La Semana Santa de Cartagena ha recuperado su normalidad esta pasada madrugada con el recogimiento de un vía crucis del Cristo del Socorro que ha iniciado los desfiles pasionarios en España. Ha sido el inicio de la ’Semana grande’. Ya no hay más esperas, ya está aquí.

Se ha puesto en marcha a las tres y media, sin el habitual cohete, que ha tardado diez minutos en hacerse sonar en el cielo. Ello no ha restado valor a que el momento tan ansiado había llegado para cerrar el paréntesis de inactividad que comenzó en la madrugada del Viernes Santo de 2019. La Semana Santa de Cartagena ha vuelto con enorme ilusión y, quizás, más ganas que en mucho tiempo. Por cierto, damos fe de que en todo momento se cuidaron las medidas de seguridad sanitaria. Hasta los penitentes con capucha llevaron mascarilla y era obligatoria para todos los de la comitiva, incluidos los medios de comunicación.



El honor de ese momento lo ha tenido el más humilde de los cortejos pasionarios de la trimilenaria ciudad, el ‘camino de la cruz’ de la Cofradía del Socorro, en el que el Cristo y su madre, la Soledad del Consuelo, marchan arropados por alumbrantes en lo que es una reproducción de los desfiles pasionarios del siglo XVII, cuando se creó la hermandad de los 33 caballeros.



Esta vez, por seguridad sanitaria, se ha omitido la entrega de escapularios a los nuevos hermanos (lo recibieron al finalizar el triduo hace unas fechas). También ha sido novedad una ligera distancia del punto de partida (al parecer, el otro lugar estaba aún embarrado por las recientes lluvias) con el de los últimos años bajo una carpa en la calle del Sepulcro, pero sigue próximo a la Catedral de Cartagena que fue destruida por un bombardeo en 1939 y desde el que hasta hace unas décadas salía este vía crucis, pues en su interior se encuentra la capilla y la sala capitular que tuvo la hermandad.

Con los primeros pasos se siente una sensación especial entre el silencio y el ruido de gaviotas. Sin embargo, esta vez había un elemento sonoro más. Era el escándalo generado por el 'otro mundillo' que se daba cita en la madrugada. Nos referimos a la zona de copas, desde donde también procedían ruido de sirenas (no sabemos si sanitarias o policiales). Mientras, el vía crucis seguía con una situación totalmente distinta. A la bajada, tras la primera estación, se llega a la plaza de San Ginés de la Jara, donde hay una multitud de personas que aguardan la llegada de la Virgen del Consuelo y del Cristo del Socorro. Comienzan las saetas desde el balcón que un día acogió al duque de Veragua. Las canta Lola Cayuela. Estas oraciones cantadas después, en diversos puntos del recorrido, también las ofrecerá José Cayuela.



En la plaza se produjo un hecho inusual (quizás, hasta insólito) cuando muchos asistiendos comenzaron a aplaudir al trono de la Virgen y después lo hicieron con el que lleva al crucificado. Es un vía crucis y el silencio impera, pero, pensamos' esas ovaciones se debieron al anhelo que existía por recuperar el paso cofrade por nuestras calles. Fueron personas de muy variadas edades las que chocaron las palmas de sus manos.



En la comitiva, además del hermano mayor, Manuel Martínez, y su equipo de confianza, marcha la alcaldesa (Noelia Arroyo), los ediles Juan Pedro Torralba, Esperanza Nieto y Diego Ortega, junto a otras autoridades y la hermana mayor del Resucitado (Marién García). También van ters 'nazarenas mayores' y un capítulo religioso encabezado por Lázaro Gomariz, capellán del Socorro, acompañado por su predecesor, expregonero de la Semana Santa y actual párroco de Calasparra, José Manuel Martínez Rosique, y el sacerdote ortodoxo de la comunidad ucraniana en la comarca, Andriy Chornopyskyy. Otro dato a destacar es que el desfile lo cerraban los amigos de la capa, con cuatro caballeros y dos damas luciendo esta emblemática prenda.



En este 'camino de la cruz' se pide por la paz en el mundo cada vez que se celebra. Esta vez, por la ambición bélica rusa, se ha pedido por cesar la guerra que tanto daño y dolor está causando en Ucrania. Gomariz rezó un padrenuestro en español, que después ofreció en ucraniano Chornopyskyy.

Catorce paradas en el camino de la cruz. El capellán de la hermandad, Lázaro Gomariz, da voz a la primera. “Es condenado el inocente… Es más fácil condenar que perdonar”. Suceden las siguientes paradas litúrgicas con otras voces. “Jesús carga con nuestra cruz, cargada con nuestros defectos” (segunda), “Jesús cae por primera vez” (tercera), “Jesús encuentra a su madre… entonctermos en este mundo el amor de una madre” (cuarta) y “El cirineo carga con una cruz que no es la suya…” (quinta). El siguiente alto es ante la entrada de Santa María. Allí espera la patrona de Cartagena en aquel siglo XVII que vio nacer a la Cofradía del Cristo del Socorro. Con los dos tronos encarados hacia ella, recibe como regalos tres ramos de flores (de la cofradía y cada uno de los grupos de damas de las dos agrupaciones) y la primera Salve procesionista de este año.



La marcha continúa hacia la calle Honda con dirección a la Real Basílica Menor de la Virgen de la Caridad, que continúa en obras y no permite acoge el aforo habitual. Esta vez el recorrido se amplía unos doscientos metros por las obras en la plaza del Sevillano y motiva que la misa en el templo de la patrona comience a las 6.30, media hora más tarde de lo habitual, pues no se puede (ni debe) forzar la dura marcha de los portapasos. La madre con su hijo muerto en su regazo estaba esta vez en una capilla lateral por las obras en el altar mayor, que ya están prácticamente acabadas.

A su conclusión, el punto de destino es la plaza de San Ginés, donde Cristo y su madre se despedirán tras escuchar la Salve. La Virgen se dirigirá hacia Santa María y el ‘moreno del madero’ subirá la cuesta, esta vez algo más larga, a paso de legionario hacia el punto del que partió.

Cartagena ya no sólo huele a Semana Santa, sino que también se oye, se ve y, sobre todo, se siente.

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