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Reclaman las visitas a los Baños de la Marrana y al yacimiento romano de Isla Plana

El Partido Cantonal recuerda que el Ayuntamiento de Cartagena prometió el acceso al público con la llegada del buen tiempo después de la conclusión de las obras de acondicionamiento, pero no se ha producido, lo que la formación considera importante para dinamizar la actividad de esta zona marítima de Cartagena Oeste.



La localidad de Isla Plana presenta atractivos únicos respecto al resto de la costa regional. El enclave, además de por la playa, destaca por el conjunto histórico que emerge frente al paseo marítimo. El Ayuntamiento de Cartagena ha terminado hace poco un lavado de cara del mismo y la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, programó una serie de visitas guiadas que no han tenido lugar. En concreto, la Concejalía de Patrimonio Arqueológico gastó poco más de 20.000 euros en la reparación de diferentes desperfectos y la ubicación de nuevos carteles interpretativos en el yacimiento romano ligado a la alfarería y en el edificio de aguas termales conocido de forma popular como los Baños de la Marrana.

El Partido Cantonal solicita que, una vez puesto en valor de nuevo este Bien de Interés Cultural, el Consorcio Cartagena Puerto de Culturas organice su acceso y explicación al público al menos un par de horas diarias como un aliciente distinto al turismo de sol y playa, así como ayuda a la dinamización de la actividad económica y comercial de esta población marítima de la zona oeste.

El yacimiento arqueológico de los Tinteros, de los siglos I y II d.C., tiene una superficie de 15.000 metros cuadrados junto al mar y llama la atención por la ubicación de un taller de cerámica común de época romana con vestigios de siete hornos, una pileta de decantación de arcillas con pavimento de tégulas, una canalización de ímbrices y dos vertederos. Recibe este nombre por la existencia posterior de unos almacenes donde los pescadores de la zona teñían redes y balsas.

El edificio termal, más cercano a la Iglesia de la localidad en el mismo paseo marítimo, tiene su origen en el siglo XIX y posee planta rectangular con cubierta de bóveda de cañón. La construcción de gruesos muros tiene un baño comunal central del que afloraba un manantial de aguas con propiedades curativas, una sala para caldera, pequeñas estancias con bañeras individuales y una serie de galerías que comunican con las fuentes termales cercanas de El Chimborazo, El Cura y El Sargento. En este caso, debe su denominación a una cerda que curó su cojera con las aguas calientes que emergían de la tierra en ese mismo lugar antes de la edificación de este inmueble encalado en primera línea de playa y que permanece en la actualidad cerrado a cal y canto pese a la reciente restauración municipal.


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