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Pasión con olor a mar en Cabo de Palos

No es una frase gratuita para adornar un artículo, es cierto. La procesión pasa un buen tramo por el puerto y el paseo marítimo (entre una multitud ocupando las terrazas hosteleras), además de tener lugar un cautivador encuentro cerca de la lonja, a escasos metros de donde las olas rompen con fuerza. Después, las caracolas suena dirigidas hacia el interior del Mediterráneo en recuerdo a los pescadores fallecidos. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)



La Procesión del Cristo de los Pescadores de Cabo de Palos es la más antigua de las que se celebran fuera de la ciudad de Cartagena, pues comenzó en 1969. Desde entonces se han celebrado 52 ediciones (faltaron las dos del parón pandémico), en la que los singulares alicientes siempre han sido un imán para vecinos y visitantes. Nos referimos al sonido de caracolas y el uso, por parte de los penitentes, de redes, remos, impermeables y otros elementos tradicionales de las personas de la pesquera.

Cuatro tercios componen la procesión con cuatro tronos y tallas de menor tamaño del habitual, lo que es otra singularidad. En cabeza marcha San Pedro y detrás ‘caminan’ Jesús Nazareno (con túnica blanca desde el 50 aniversario de la procesión), Cristo de los Pescadores y la Virgen.



La salida tiene lugar en la iglesia de Nuestra Señora del Mar ante numeroso público que no cesa de ofrecer aplausos que se mezclan con el sonido de las caracolas. Después comienza una procesión cuyo desarrollo varió en 2019, el último celebrado hasta ahora. Ya no se regresa a la iglesia, sino que el cortejo toma hacia el puerto deportivo tras recorrer el pueblo y avanza por el paseo de la Barra (esta vez ante una multitud de personas ocupando las terrazas hosteleras) y llega al final, a la zona de la lonja. Es un recorrido, quizás, más ágil que el anterior y que, por los comentarios que nos han llegado, gusta más a la mayoría de procesionistas.

El encuentro es el habitual, el de siempre, pero diferente a cuando tenía lugar ante la iglesia. Los respectivos portapasos encaran los tronos de Cristo Crucificado y de la Virgen mientras se escucha una saeta, se canta la Salve y suena el himno de España, además del sonido de caracolas y de las olas rompiendo con fuerza (hacía viento en esa zona) en el rompeolas, a escasos metros de donde estaban tallas, procesionistas y público, además de las personalidades, entre las que figuran la alcaldesa, Noelia Arroyo, junto al teniente de alcalde, Manuel Padín, y las ediles Cristina Pérez y Mercedes García, y la consejera autonómica Isabel Franco. Nombre propio de la noche fue ‘Loli, la Mojaquera’, cantaora de Isla Plana, que ofreció cuatro saetas jalonadas durante el recorrido.  

Aún quedaba un emotivo capítulo final. Los que llevan las caracolas con chubasquero amarillo, típico de los pescadores, se dirigieron hacia la orilla del puerto para emitir sonidos dirigidos al interior del mar en homenaje y recuerdo de las personas de la pesquera fallecidas. Mientras esto sucede, las imágenes de la Virgen y su hijo crucificado son girados en la misma dirección. Es un final muy emotivo bajo la luz de la luna y el embrujo de la procesión cartagenera más marinera.

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