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La emoción de un tiempo pasado

El estadio de El Almarjal, sede de nuestro Cartagena Fútbol Club, fue inaugurado en el año 1925 con el nombre de Stadium cartagenero y compartió durante tres décadas el Ensanche con el hoy desconocido, pero en su época prestigioso, juego de bolos largos de Ginés González Saura, conocido como el tío Marchena. Desaparecido al igual que el estadio, también se inundaba por las copiosas lluvias en aquellos terrenos ganados al estero, siendo en este caso testigo de las gloriosas hazañas de afamados boleros de portentosa capacidad de lanzamiento a larga distancia.



“El Almarjal de Cartagena. Partido entre equipos seleccionados de Alicante y Cartagena, de este viril deporte.
Al llegar al terreno de juego parece que estamos en los aledaños de una plaza de toros. Carruajes e infinidad de bicicletas, caras conocidas de todos los pueblos del Campo de Cartagena, una animación extraordinaria como nunca con miles de aficionados y curiosos para presenciar tan magno acontecimiento. Se cruzan apuestas para con jugadores equivalentes a quienes levantan el eje de un carro o un bloque de descomunales proporciones, o lanzan el disco y la barra a distancias insospechadas, o resisten o contrarrestan el arranque de un tiro de bueyes. Se disputa uno de esos partidos que te deja la salud hecha pedazos, con jugadas de verdadero mérito gracias a sus habilidades y potentísimos tiros…
Un jugador del equipo local ha tenido la desgracia de producirse una doble fractura de húmero derecho por su tercio medio inferior, siendo asistido en el Hospital de la Caridad. Felicitamos a la Policía Armada que ha evitado la invasión de público en el terreno de juego. Ahora, si queremos que este deporte tan distraído y económico siga en auge, hay que organizar partidos y desafíos para despertar la afición en el elemento joven”.


Así es como la prensa de la época -El Porvenir, 21/11/1921; El Eco de Cartagena, 24/5/1918; La Voz de Cartagena, 27/5/1924; El Noticiero, 19/4/1951- relataba estos desafíos de bolos largos en campos de más de 200 metros de longitud confundibles con pistas de aterrizaje. Una modalidad propia desaparecida en nuestra comarca hace varias décadas. Pocos jugadores de bolos largos permanecen vivos para narrar esta apasionada rivalidad ligada a una gran camaradería. Con casi 300 juegos de bolos documentados en el Campo de Cartagena incluyendo municipios limítrofes, se puede afirmar que no se construyeron en nuestras tierras espacios o instalaciones equivalentes para el juego y divertimento de tamaño y cantidad siquiera comparables. Era la época dorada de nuestra tradicional variante de bolos, que anegaba la prensa con notas como esta… ‘profesor: ¿cuántas estaciones tiene el año?; alumno: cuatro, la de fútbol, la de los trompos, la de las cometas y la de los bolos’ -La Tierra, 6/6/1931-.

Con el tiempo, mientras que otras regiones de España canalizaban y potenciaban sus tradicionales juegos de bolos, desaparecían los singulares desafíos de bolos largos entre equipos de diferentes pueblos del Campo de Cartagena, que como atestigua la prensa no tenían nada que envidiar a posteriores y populares deportes importados. Había juegos de bolos largos casi en cualquier caserío, e incluso en lugares insospechados. Pocos ciudadanos conocen la existencia del antiguo juego de bolos de la cima del Puerto de la Cadena, así como aquel situado entre el Balneario de San Pedro del Mar y la Batería de San Leandro, en el Puerto de Cartagena. Como medio de subsistencia de cientos de familias, sus ventorrillos y barracas avituallaban a boleros, caminantes, viajeros y marchantes.

Revaloricemos nuestra identidad e historia en los albores del resurgimiento del interés por la recuperación de costumbres y modos de vida tradicionales. Evitemos la pérdida de antiguas manifestaciones populares en riesgo de desaparición. Rescatemos la emoción de un tiempo pasado.


(*) David José Alonso García
Autor del libro Juego de bolos largos. Campo de Cartagena: pinchar aquí


🖌️ Texto en el que se respeta íntegramente contenido, redacción y ortografía, salvo en el titular y en la entradilla del artículo
 

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