⚔️ ¡Vita al Circo!
La gran apuesta romana de este año resultó un espectáculo ameno a partir del que hay que trabajar para elevar el nivel en años venideros. Cinco mil personas agotaron todas las localidades y la tensión la puso un caballo que quedó atrapado en el escenario central.
Cuando estamos llegando al flamante nuevo lugar del ‘Circo Maximus’ de la Cuesta del Batel observamos que la cola para entrar está a la altura de la Muralla Púnica. Luego nos enteramos que se había vendido todo el papel. Está claro que Cartagena quiere circo. A partir de esa realidad, ¿el que vimos anoche es el que quiere? La respuesta no es fácil, pero tampoco hay que enrevesarla. La conclusión de un servidor es que lo que nos ofreció el Senado estuvo bien y que a partir de ahí hay que trabajar en mejorar. Luego, hablando con bastantes testigos, me convenzo aún más porque era importante recuperar esta oferta para Carthagineses y Romanos (la teatralización en actos oficiales ya está siendo algo excesiva). Ahora, a mejorar. El circo me gustó sin cautivarme, pero el punto de partida para ir a más es bueno.
Estuvo bien la iluminación (38.000 euros ha costado) para una puesta en escena de visión global sobre un espacio de 4.000 metros cuadrados, que quedó muy bien con los graderíos. El sonido, por su parte, fue tan claro como excesivo (y oloroso) resultó el uso del humo. Luego están los espectáculos que hay dentro del gran espectáculo. De boca de todos con los que hablamos escuchamos que había que cambiar o quitar algo, pero nadie dijo que el global había sido un desastre. Sí que no les terminó de convencer y que, como he apuntado antes, cogía ‘la tijera’. La respuesta mayoritaria es que sobraba la batalla y luego era más variadas otras, pues a unos no les gustaba el tiempo ocupado por dioses y legiones o la tradicional presencia de la quema de la reina amazona. También había quienes pedían profesionales y los que consideraban excesivo el tiempo de los bailes o que no le gustó el presentador. En algunos casos chocaban los elogios con las críticas sobre lo mismo, como fue el caso la danza de bailadora y caballo. Está claro que ayer había cinco mil puntos de vista y que a todos le faltaban o sobraban ‘cosas’.
Uno ya ha entrado en vejez y (además de decir con más libertad lo que me apetezca) ha vivido lo suyo. El circo de anoche era un tributo también aquellos circos del Cartagonova que tan grandes recuerdos dejaron. Pues bien, el mejor de ellos, el más idolatrado con el paso del tiempo tuvo también sus críticas. Era puro espectáculo y se reprochó la casi nula presencia de las legiones pensando que es un acto festero. Vi todos los que se hicieron en ese estadio y bien puedo decir de que hubo de todo, desde muy buenos a algunos para olvidar (creo que en algún caso lo he conseguido).
Como observarán, la respuesta a la pregunta que me hice no es tan fácil. Ahondando en la misma, hay argumentos para todos. Así, por ejemplo, si pensamos que la entrada cuesta 7 euros y el precio que se paga hoy en día por ir a un partido de fútbol, a un concierto o una magna representación, está claro que la contraprestación a ese dinero fue muy buena. Sin embargo, lo cortés no quita lo valiente.
Creo que, más o menos, se me entiende en mi valoración y no es cuestión de estar dando ‘vueltas al trillo’ con lo mismo, prefiero pensar en el mañana. ¿Cómo se puede mejorar? Esta respuesta sí es fácil, es cuestión de que los que están inmersos en su organización se siente y lleven a cabo ‘una tormenta de ideas’, eso sí, de forma constructivas, pues como se les ocurra comenzar con reproches, mal vamos. Lo que también reconozco es que el dinero es ‘poderoso caballero’ en este terreno. Setenta mil euros costó lo de anoche, de los que la mitad se fue en luces. ¿Merece la pena el horario nocturno? Es un tema a debatir. ¿Se puede llevar al Cartagonova, que tiene su iluminación? Es una opción para ver, pues es municipal. ¿Se debe mantener donde se ha estrenado? Lo cierto es que el lugar gustó. Repito, a sentarse y ‘construir’. ¿Se traen más profesionales? Otro tema. Antes venían los afamados ‘Legend’ y anoche casi todo lo representaron festeros o gente de esta tierra. ¿Existe mucha diferencia? No voy a seguir lanzando preguntas, pues para ese cónclave ‘doctores tiene la fiesta’ para trabajar en lo que sueña con ser un referente de las fiestas históricas en España. Tampoco estoy diciendo nada nuevo, pues son muchas las obras de estas fiestas que, tras el estreno, se han ido puliendo.
Lo que sí voy a hacer es lo que debía haber hecho de un principio, pues soy periodista y mi cometido anoche era elaborar una crónica sobre lo sucedido durante unos 105 minutos en un espectáculo que, bajo la dirección (y buena voz en off) de Alfonso Martínez Bernal, se estructuró en cinco capítulos:
I. INTROITUS MAXIMUS. Un guiño a los circos de hace décadas con proyección de escenas de entonces.
II. ROMA ALBA. Representa el nacimiento de la gran ciudad. Además del cónsul y la loba capitolina, fue la entrada de los dioses al templo, siendo elevados Júpiter, Juno y Minerva. Ocho arqueras encendieron los pebeteros con sus flechas. Después tuvo lugar el acto de la quema de la reina fallecida de las amazonas y de la proclamación de la nueva Pentesilea.
III. MAGNA ROMA. En esta fase dominan las actuaciones circenses con acróbatas mitológicos y fuego. También tuvo lugar la danza de una bailarina y un blanco caballo, para después tener lugar una coreografía de más de cincuenta personas del grupo 'Paraíso' del Polígono Santa Ana (VÍDEO: pinchar aquí)
IV. POTESTAS MILITARIS. En este capítulo tuvo lugar la entrada de Escipión y Emilia Paula (con rostro de ir temerosa) en una cuádriga tirada por el cartagenero Agustín Solano (su cuadra cubrio el capítulo equino del Circo). En este momento se había cumplido una hora de ameno espectáculo. A continuación entraron doscientos festeros de las 25 legiones a golpe de tambor y con saludas al cónsul, para a continuación tener lugar una batalla, cuya mejor imagen dejaron los jinetes a caballo.
V. ROMA AT ETERNA. Turno para la competición con dos carreras, entre cuyos participantes (todos atletas del UCAM Cartagena) estaban dos promesas del atletismo cartagenero, ahora en edad sub-20, Eva Ibarra y Jaime Mendoza. La carrera que ganó ella arrancó numerosos aplausos por la velocidad que cogió. A su conclusión llegaron legionarios con esclavos, quienes lucharon entre sí en el circo. Los vencedores se enfrentaron después a los afamados gladiadorses. '¡Pugnate!'. Triunfó Atilius, pero el publico instó al cónsul a salvar la vida (vita) del esclavo que se metió en la final. Después, el gladiador le entregó la espada de madera de la libertad.
Y quedaba, como postre final, la carrera de bigas. No tuvo nada de emoción, pues la que llevaba Pencho Solano cogió mucha ventaja sobre la segunda, que iba lenta. Sin embargo, todo cambió y apareció el interés, pero en forma de drama. Esta última dio (al parecer por el resbaladizo terreno que había bajo el césped) un giro y los caballos se estamparon contra el escenario central, quedando uno encajado y sin poder levantarse. Momentos de tensión para el público... con final feliz, pues 'Tango' consiguió salir sin daño alguno.
Y llegó el final con la espectacularidad de los fuegos de artificio brotando de la muralla y estallando en el cielo, poniendo el epílogo la despedida de los protagonistas envuelto por la música del tema 'Circo' que hace unos años creó el dolorense Fran Soto.
Todavía queda algo de la crónica, el presentador. Me gustó cómo llevó la presentación Luis Larrodera. Se nota que tiene recursos para salir de cualquier situación (cuando se perdió una bandera) y para arrancar sonrisas con chascarrillos o un chiste, como el que lanzó: ¿Por qué los romanos no llevan tirantes? Porque son más de centuriones. Autobautizado como 'Achus Pijus Magnífico', auspició una gran 'ola' con retorno y utilizó una improvisada entrevista a Escipión y Emilia Paula para divulgar tesoros de nuestra gastronomía: michirones, caldero y asiático. Luego, es de suponer que en un apartado pactado, se dirigió a 'la gobernardora' (la alcaldesa) y al 'emperador' (presidente del gobierno regional), diciéndole a López Miras si había venido "bien o en tren", lo que arrancó muchos aplausos por el olvido ferroviario que tiene esta tierra. "A orillas del Mediterráneo hay un pueblo que no quiere ser más que los demás, pero tampoco menos", expresó. Larrodena tenía libertad para interactuar con el público y en una de sus iniciativas aportó al espectáculo el momento de mayor ternura y simpatía. Sacó de las primeras filas al pequeño festero Nacho, de Rehenes de Carthago, quien, con cinco años de edad, cautivó a todos.
¿Queda algo más de lo que escribir? Sí, de 'la tele'. No sé porqué, pero al igual que me pasa en la gran batalla, cuando veo las transmisiones por la pantalla no causan las sensaciones que hacerlo en el lugar. Se degrada bastante el espectáculo. Como digo, no sé porqué, pero sucede y no sé si realmente se atrae a visitantes o también hay que buscar otro 'giro de tuerca'. 'Doctores tiene la iglesia...'. Ah, que eso ya lo había dicho. Pues nada, pues ponemos el punto final y cerramos la crónica-opinión.
PD. Creo que lo he dejado claro, pero, por si acaso, me repito: 'Vida al Circo Maximus' Se lo merece porque detrás hay muchas ilusiones, mucho esfuerzo y... está Cartagena.
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