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Vientos de fiesta

La llamada sagrada ha llegado al Molinete, donde ha aparecido sin invitación 'Eolo', el dios del viento, pero, aunque ha apagado varias veces el fuego, no ha conseguido deslucir un ágil y bello acto de inicio de Carthagineses y Romanos, que después se ha enriquecido con otro en el Teatro Romano.



A la una y media de la tarde, y dentro de la política de acercamiento a los municipios vecinos establecida por la directiva de la Federación de Tropas y Legiones, ha salido desde la bahía de Mazarrón el fuego sagrado, con un primer tramo terrestre y marítimo, para después coger la ruta del oeste cartagenero donde la antorcha ha sido llevada por voluntarios pasando por Tallante, Cuesta Blanca, Molinos Marfagones y San José Obrero hasta la urbe que en su día fue codiciada por cartagineses y romanos.

El punto de destino era el Molinete (Mons Arx Asdrúbalis) donde se ha encontrado con un cielo cargado de rayos y ráfagas de fuerte viento que ha provocado que, al menos tres veces, hubiese que volver a encender la llama. Por cierto, también 'Eolo' ha fastidiado algunos encendidos de las otras cuatro colinas. Allí, junto a las ruinas del molino, muy llamativo con el torno rojizo aplicado por los focos, ha tenido lugar un ágil acto en el que se ha dado la bienvenida al fuego, para después una sacerdotisa encender el pebetero que custodiaban los lanceros hoplitas, mientras que una amplia representación de tropas y legiones formaban un círculo alrededor de una escena contemplada por muchos cartageneros y visitantes. Muy bien organizado ha estado este capítulo.



Después, el fuego ha recorrido varias calles del centro histórico en una comitiva encabezada por el sonido de tambores de la agrupación musical Sauces. El destino era el Teatro Romano, donde, tras oratorias de la sacerdotisa, presencia de druidas y una coreografía de ballet, se ha encendido otro pebetero ante un graderío con las tropas y legiones formadas en sus escalitanas, mientras que delante de la escena se ubicaban los altos cargos festeros y una amplia representación política. Después, el epicentro de la actividad se ha trasladado al balcón del Palacio Consistorial, pero eso es ya otra historia, perdón, otro artículo.


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