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Una brutal paliza en el campamento genera indignación y muchos temores en festeros

En la primera madrugada de fiestas, seis no festeros apalearon a un joven que, al parecer, tuvo que ser llevado a la Arrixaca. El festero que fue a parar la agresión tiene la nariz rota y cuando acudieron más, a uno le sacaron la espada del cinto y amenazaron a los presentes. Al menos tres casetas pulsaron el ‘botón del pánico’, pero la policía llegó cuando ya habían huido los agresores y después de que ya estuviera en el lugar Protección Civil. ¿Qué pasó? “El campamento ya está otra vez con gentuza peligrosa”, expresan algunos. Las redes sociales también son un hervidero de comentarios. En la foto, la zona de la calle romana donde se produjeron los violentos hechos en una imagen tomada anoche.  



Como saben nuestros lectores, por la línea de este periódico, en Carthagineses y Romanos nos volcamos informativamente, pero hacemos una clara diferenciación entre la vida festera y la no festera. Nos centramos en los primeros y en su actividad, que son la base de esta fiesta y que además trabajan por ella sin cobrar (al revés, pagan sus cuotas mensuales), mientras que obviamos a los segundos para quienes el campamento es sólo una macrodiscoteca. Por el mismo motivo, algunos incidentes puntuales también lo hemos obviado. Sin embargo, ahora la situación es realmente importante y grave.

Fue ayer tarde cuando nos enteramos durante los actos del puerto de Cartagena de que un joven estaba en la Arrixaca por las graves lesiones sufridas al ser apaleado en la madrugada anterior en el campamento festero. Por la noche, durante nuestra habitual ronda por el recinto, tratamos de contrastar los tres primeros relatos que nos habían hecho, buscando a testigos de lo que ocurrió, aunque fuese parcialmente. No fue complicado coger el hilo de este tema , pues medio campamento, especialmente del bando romano, hablan de este tema y algunos nos enseñaron como en grupos de WhatsApp y en las demás redes sociales todos los comentarios son de indignación y preocupación, además de muy negativos en sus augurios. Nosotros buscábamos testimonios y algunos festeros conocedores del tema nos buscaban a nosotros (“lo que pasa aquí tiene que saberse”, afirmaban), con lo que fue fácil que confluyeran intereses.

Tenemos unos seis testimonios de plena fiabilidad sobre lo sucedido, que hemos tratado de condensar en un relato. Fue en la madrugada de viernes a sábado, junto al cruce de mitad de la calle romana. El incidente comenzó con empujones y comentarios verbales dentro de la legión de Triunviros y continuó en el exterior. Ya entonces se habían apretado el ‘botón de pánico’ en varios recintos (Triunvirus, Adoradores de Venus, Magistrados y -éste sin confirmar- en Amazonas), que son los que rodean el lugar de la escena. Uno de los jóvenes estaba en el suelo mientras que varios (seis nos apuntan varias fuentes) le daban golpes y patadas. Entonces, un festero de Adoradores de Venus acudió “para evitar una desgracia” y fue derribado, recibiendo un golpe en la nariz que le ha ocasionado fractura del tabique nasal. Acudieron más festeros a socorrerle y a uno le fue arrebatada la espada del cinto por uno de los agresores, quien amenazó a los presentes con ella. Después la tiró y todos huyeron. Incluso, hay quien nos apunta que un festero trató de coger a alguno, pero no lo consiguió por poco.

Dado que no acudía la policía, nos dicen que hubo quien llamó durante el incidente al teléfono de Emergencias 1-1-2 y que uno salió corriendo a avisar al lugar donde están en la entrada de la calle Carthaginesa. Sí podemos confirmar que los primeros en llegar fueron de Protección Civil y que después lo hicieron agentes de la Policía Nacional. Los festeros nos cuentan que el principal agredido lo llevaban a la Arrixaca, según dijeron los sanitarios, y que ya no saben nada más, temiendo, incluso, por su vida. El festero con nariz fracturada fue trasladado a Urgencias del hospital de Santa Lucía.

Fuera de la narración están las sensaciones, opiniones y temores que ha dejado este asunto. Lo que todos destacan es que las peleas de campamento siempre las generan personas no festeras, al igual que se ha quedado la sensación de que se ha vuelto “a los años negros de un campamento conflictivo” y que los festeros “no estamos seguros”. Recordemos cuando era habitual ver operativos policiales en torno a uno u otro recinto hace unos lustros. Eso acabó desplazando la zona de ‘botelleo’ y regulando las horas de música, además de la vigilancia y actuación policial.

Luego está el papel de los cuerpos de seguridad. Aquí los comentarios se multiplican, pero, tratando de agruparlos, los principales se refieren a dos preguntas: ¿Falló ‘el botón de pánico’ o la capacidad de reacción policial? Según cada caso, la responsabilidad es diferente. Otro comentario es que tanto “llenarse la boca de las autoridades diciendo que hay cientos de agentes vigilando la seguridad y luego ocurre esto. Está claro que una cosa es el postureo y otra la realidad”, más o menos, coincidían varios. Ayer, por personas vinculadas al consistorio, nos enteramos de que la competencia dentro del campamento festero corresponde a Policía Nacional. Cuando se lo dijimos a los festeros con los que hablábamos de este tema, era común el comentario de que para qué tanto “antidibustibuos SGOEC de la policía municipal si no entran en donde hay más posibilidades de que se arme follón”. También se critica que estén “tantos ‘amontonados’ en la entrada casi todo el tiempo, si ahí es muy raro que surjan peleas”.

Otros comentarios apuntaban hacia “la gentuza que ha vuelto al campamento, son tantos que con que haya un pequeño grupo conflictivo o alguna 'manada violenta', la que se puede liar es muy gorda”. Nos señalan que el ‘botelleo’ ya vuelto al entorno de la gran aldea y, especialmente, en el lateral de estadio Cartagonova y en el muro de la rambla que hay al lado, recordando escenas de hace años. Este diario pudo comprobar que, efectivamente, el ‘botelleo’ es muy visible en esos lugares que nos apuntan.

También es cierto que, en la madrugada, es complicado ver gente vestida de época entre la multitud que recorre las dos calles de la ciudadela. Es lo que dijimos al principio de ‘macrodiscoteca’. Recibimos muchos más comentarios en nuestras indagaciones y en lo que nos mostraron de redes sociales, pero creemos que con esta muestra (hemos evitado descalificativos e insultos) es suficiente.

Hay mucha preocupación y nos hablan de otros incidentes acaecidos entre el pasado año y el inicio del presente, especialmente uno en otro campamento romano, pero no lo hemos podido confirmar. Lo cierto es que hay temor. “Ya se ha comprobado que no estamos seguros y que puede suceder una desgracia”, este comentario era general. “Ojalá no suceda, pues si pasa, además del daño humano, las fiestas se vendrían abajo”. Este segundo es de una festera muy preocupada.

Nos consta de que el asunto ha llegado a la Federación de Tropas y Legiones, donde se están moviendo con el tema, pero anoche no tuvimos la ocasión de localizar a alguno de sus dirigentes para conocer su versión o gestiones. Lo intentaremos hoy.

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